domingo, 18 de febrero de 2018

INSEGURIDAD Y TRANSPORTE MASIVO

Con conocimiento de causa por uso de los transportes masivos de distintas ciudades, puedo decir que la limpieza y el buen estado de las locaciones de los transportes influyen en la percepción de seguridad;  sin ser las únicas variables para garantizar la seguridad ciudadana y del transporte mismo. Cultura y prestación del servicio de seguridad con énfasis en la confianza ciudadana entre usuario y policía fundamental para que el sistema funcione y la percepción positiva de seguridad se vea impactada.


Usar el transporte masivo en Bogotá, parece una tortura, hacinamiento en las horas útiles, sin importar si es hora pico. rutas colapsadas por la cantidad de usuarios, estaciones intransitables e insoportables. La virtud del sistema en cobertura no alcanza a opacar el mal servicio. Alcalde visite la estación Banderas tipo 7 a 8 a.m. semana ordinaria, trate de subirse en una ruta C19, o en cualquier otra que salga o circule por esa estación desde allí. hacia el norte, o noroccidente, o incluso el centro de la ciudad, la hora pico es imposible para usar el servicio, las horas útiles, las  horas inmediatamente posteriores a la hora pico no alcanzan a evacuar a los usuarios.

Cultura. Como ciudadano me abruma la temática de los colados y de los vendedores ambulantes, desconociendo la capacidad económica de estos usuarios informales del transporte, que lo usufructúan a costa del usuario formal, de la ciudad y de los empresarios que gestionan el sistema. Los bloqueos por otra parte no solucionan el problema del servicio, de los colados, y de la infraestructura vergonzosa del sistema.

El estado de estaciones puertas y aseo, confluyen en la vulnerabilidad del sistema, habitantes en situación de calle que se introducen y hacen uso del servicio y del sistema, amedrentando a los demás usuarios, situación tan común que no se ve acción de las autoridades ni planes para asegurar la tranquilidad de los usuarios del sistema.

Estado de buses en algunos casos el aseo brilla por su ausencia, una leve mirada proyecta hasta la posibilidad de adquirir infecciones o enfermedades impactando aparte del sistema de seguridad pública, el de salud pública. El hacinamiento de estaciones y la incapacidad cultural de las personas para dejar bajar primero, y distribuirse por el espacio de los buses sin obstaculizar las puertas para el ingreso y salida de la gente. A parte del tamaño de estaciones pequeñas para el número de usuarios particularmente en horas pico, es clara muestra de que la bondad de la flexibilidad del sistema, es inexistente para las rutas con mayor congestión.

Porque no pensar entonces o aspirar a generar confort con eficiencia y eficacia, las continuas fallas mecánicas, el exceso de velocidad, la pericia de conductores demuestran las falencias del sistema que pueden ser superables; pero es inevitable pensar en que los estadísticos del sistema o no realizan los estudios, o los encargados de tomar las decisiones se hacen los de la vista gorda, e ignoran los gritos y dolores del sistema.

Es urgente mejorar el estado de las estaciones, asegurar el mantenimiento constante de los equipos de los que dispone el sistema, así como aprovechar la flexibilidad del sistema, situación que también lleva a pensar a que el sistema fue superado y sus capacidades para atender las diversas demandas incluidas las de la seguridad se han visto desnudas y agotadas.

Aún a pesar de las problemáticas del sistema, sigo pensando que es posible tener un servicio confortable incluso en la hora pico. 



 





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